
Ella lo invitó a cenar a su casa. Así se sentía más segura, controlando el medio. Sus pasos no serían torpes, sabría perfectamente dónde dirigirse y qué hacer en cada momento.Él aceptó la invitación.
Así la conocería un poco más, observando sus cosas. Sus fotografías le hablarían del pasado y sus cuadros, libros y música, de sus gustos e inquietudes. Ella se movía como pez en el agua, él la observaba embelesado…
-¿Sabes? Quedas muy bien en mí sofá.
-¿Sabes? Quedas de maravilla en mi vida.
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