sábado, 27 de febrero de 2010

Lo más triste de los viajes es lo efímeros que son.Aún recuerdo cuando entré en el instituto y veía año tras año a las generaciones tener su viaje de segundo de Bachiller y su respectiva cena final,y de momento aquí me veo,con mi viaje ya transcurrido y con un sueño de mi vida cumplido,pasar un viaje de segundo de Bachiller inolvidable con amigos/as que sé que me durarán siempre,independientemente de si la vida separa nuestros caminos en distintas ciudades.
En lo referido al viaje sólo puedo destacar el lado humano,ha sido un viaje que sin ellos,no hubiese sido ni la mitad de lo que ha sido,un viaje inolvidable,perfecto.
Cada uno de ellos y,aunque parezca mentira,en nueve días me han demostrado cosas que mucha gente en diecisiete no me han demostrado,por su parte Javi,Anabel y Mariajo me han demostrado que siempre hay nuevas personas para establecer una amistad y poder confiar y que el perdón es posible.Por otra parte Silvia,"las Irenes" y Llanos me han demostrado que la amistad se basa en la confianza y que todo puede ser motivo de risa y Juandi,Julia y Ana me han enseñado que una amistad de seis años,si se cuida un poco puede llegar a durar toda la vida.
Ahora ya en España recuerdo esas conversaciones con Llanos en el autobús,esas tertulias entre los cinco y nuestra desorden de habitación,las risas después de la siesta antes de ducharnos,los disfrazes,las tertulias y las canciones que sonaban entorno a ellas y que tanto me rizan la piel al escucharlas,los momentos sin saber dónde teníamos que ir y esas noches de locura donde nadie sabía lo que nos podíamos encontrar y qué cosas iban a pasar,el Bar Coyote y los daneses que nos hicieron pasar una noche digamos "apoteósica",el jacuzzi,Egipto...
Pero sobre todo,lo que más echo de menos es poder levantarme cada mañana oyendo a Silvia gritando que llegamos tarde,mientras Irene y yo aprobechábamos los últimos momentos de sueño,que venga Llanos corriendo a darme un beso y reírme con Irene de lo que pasó la noche anterior,bajar los cinco a desayunar y mirarnos entre nosotros y a los demás con caras de "menuda noche nos hemos metido y qué caretos tenemos ahora",reírme con Ana,juandi y Julia de nuestra época de "chicos de la E.S.O." y hablar con ana de "perritos",mirar a Mariajo,siempre perfecta,y llorar de la risa con Anabel y Javi,comer en Macdonalds cada día y hacer "mediopas",la Boda en la habitación que terminó siendo una aunténtica locura,el famoso "CÁLLATE COCODRILIO",y sobre todo,las llegadas al hotel donde la tertulia era diaria para informanos de cada cosa,de cada cotilleo y ponernos al día.
Han sido tantos los momentos en este viaje que creo que ni yo soy consciente de todos ellos,sin duda mi viaje me lo imaginaba así,una aunténtica locura junto a la gente que quiero (aunque me faltó una persona),pero fue,sinceramente perfecto.
Gracias por hacer de Praga y Budapest un lugar especial que gracias a vosotros al oír simplemente esos nombres,una sonrisa y un recuerdo se hacen hueco en mi cabeza,pero bueno,siempre podemos volver a visitar a Anastacia,¿no?:P

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Amélie

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Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

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