Me tumbo en su cama, sin nada que hablar y tampoco tengo por qué hacerlo.
Miro al techo mientras escucho su voz, su dulce voz. Oigo la guitarra, la
música me lleva a otro universo. Cierro
los ojos, imagino un futuro, imagino la perfección y sonrío mientras me dejo
llevar. Me enamoran sus ojos, su sonrisa, sus ganas de vivir, esa manía
suya de hacerme feliz. Ignoro las sombras que me quieren llevar a la tristeza,
escucho su voz, la nostalgia se aleja.
No hablamos, no tenemos nada que decir porque todo está dicho y el
miedo nos hace mentir. Nos imaginamos y
soñamos por las noches, nuestras mentes se unen en un único latir entre
notas musicales que nos hacen sonreír. Miradas cómplices en una habitación, sospechas
de deseo y palabras de amor, mientras los segundos pasan abro los ojos
lentamente, sigue a mi lado, me mira impaciente, me sonríe y mi mundo empieza a
temblar, pero la tentación no es suficiente, no se deja llevar. Rompemos silencios
perfectos en conversaciones sin sentido, que nos hacen sonreír nos hacen sentir
vivos, me incorporo y prendo un cigarrillo sin poder dejar de mirarte, tus ojos
tan cercanos y a la vez tan distantes.
Se acaban las conversaciones, los segundos se convirtieron en horas, es
hora de dormir en esta noche acogedora. Y vuelvo a mi sitio sin poder dejar de
pensar en ti, me tumbo en mi cama y empieza un sueño sin fín, soñando contigo y
tu manera de sonreír, despierto con una sonrisa, vuelta a comenzar, un nuevo
día, comienza mi rutina pero soy feliz, siempre tengo cinco minutos para pensar
en ti. A escondidas, sin que nadie pueda sospechar, hasta que te tengo en
frente y vuelvo a disimular, amores callados y minutos pasando, la tentación es
perfecta y nosotros soñando…
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