lunes, 24 de diciembre de 2012

Sigo buscando eso.

Ha sido maravilloso. Ha sido realmente maravillosa esta dulce evolución, evolución que ha durado sobre cuatro meses y que tanto me ha hecho cambiar. El Invierno ha cicatrizado heridas abiertas, heridas que pensaba que iba a costar mucho curar. En cambio, hoy estoy aquí, con un cigarrillo encendido y pensando en cuántas cosas he hecho correctas y cuánto he aprendido a pensar y soñar en este tiempo.

La vuelta a la gran ciudad fue, sin duda, fría. Distante la ciudad me miraba y los días pasaban como si mi vida fuera una rutina tan completamente vacía como un vaso estallado. Miré y rebusqué dentro de mí para recordar lo que esa ciudad había significado para mí, en cambio, el destino se encargó de volver a recordármelo. En la búsqueda de aquello que siempre me inquieta, que me destruye y atormenta a la vez que me hace feliz: el amor. Lo he vuelto a perseguir sin un fin, sin un resultado. Pero he descubierto cosas de mí que nunca pensé que existirían, he intentando volver a sentir, a dar segundas oportunidades y algún día recordarán y entenderán por qué no pudo ser. He conocido nuevos sentimientos, me he mirado en el espejo y he sonreído. He tenido cenas que han acabado en desayunos, he vuelto a bailar a ritmo de una canción de amor con una sonrisa. Me he perdido en la cerveza y en las calles de Madrid con alguien que me agarre de la mano mientras he pensado lo maravillosa que es la vida. Todo ello mientras olvidaba aquellos amores que pasaron a la historia, que me demostraron que no valen nada, y me han hecho cambiar mi concepto de personas, ni un saludo queda de algunos de esos sentimientos y, la verdad, a veces es mejor dejar las cosas así.

Y, sobre todo, he madurado. Después de cuatro meses dónde he vuelto a descubrir y sentir aquellos sentimientos que creía olvidados vuelvo a estar aquí, vuelvo a estar en casa. Y hoy, más que nunca siento ese amor que sé que me espera detrás de cualquier esquina y que sé que tarde o temprano me encontrará y me hará feliz. Lo espero, aquí sentadito mientras recuerdo y río con todo lo bueno que he vivido y todo lo que he aprendido, mientras respiro el olor a casa y me hundo en los maravillosos recuerdos que he vivido estos meses con aquellos que me hacen sonreír  y mi cabeza inconscientemente recuerdo los momentos vividos dentro y fuera de esta casa y espero impaciente el amor más bonito y personal, el amor de los míos durante estos días que, seguro, no me van a defraudar.

Espero que estos días sean maravillosos para cada uno de vosotros y, sobre todo, recordar que lo más importante no son los regalos, son quién te los regale. Recordar a aquellos que no están, que hoy me faltan y que cada día de mi vida echo de menos y desde otro lugar manejan mi vida y me ayudan a seguir mi camino, gracias abuelito Marcos. Asique, espero que disfrutéis de eso que no podemos tener en otras fechas porque la rutina y las distancias nos destrozan, disfrutar del amor con todos los nuestros de nuevo y, sobre todo, recordar que no hace falta que sea Navidad para dar un beso o una abrazo, y sobre todo, para decir te quiero a aquellas personas que comparten nuestros días y nos hacen felices en nuestros momentos de incertidumbre, porque quizás algún día no podamos hacerlo y entonces nos arrepentiremos. Feliz Navidad a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario