Y no te lo voy a negar, tengo miedo. Tengo miedo de volver nunca debí ir y echarte de menos; echar de menos todos los momentos que hemos vivido, pero no sólo los que hemos vivido juntos también los que yo he vivido sólo: buscándote en cada rincón de mi habitación, creyendo escuchar tu voz en esquina y viendo tu cara en todas las caras. Algunas veces incluso soñé que venías, me dabas un beso y la vida volvía a cobrar otro sentido.
Porque no puedo evitarlo, me gusta todo de ti, hasta lo más desesperante, porque me encanta que me desesperes y lo soluciones con un beso, con los besos que hace mucho tiempo creía perdidos y que recuperamos. Recuperamos el momento perdido en los peores momentos y hasta conseguimos volver a sonreír juntos, pero los kilómetros harán que los sueños vuelvan a ser sólo eso, sueños. Lo sé, lo acepto y no pasa nada. Porque entre todo el humo de esta habitación sé que sigue quedando una ilusión, nuestra ilusión. Y cuando todos esos kilómetros desaparezcan y estos cuentos de niños adolescentes desaparezcan sé que volveremos a ser otros, y quizá siendo esos otros consigamos volver a ser uno. Pero sé que cuando te oiga despedirte, romperé a llorar y no podré evitar pensar en todo lo que el mundo nos depararía si estuviésemos juntos de nuevo y en cuánto te voy a echar de menos, aunque sé que vuelva a caer en el mismo error de siempre…
Pero de momento, no quiero que llegue esta noche...
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