Me voy, pero no te olvido.

Me gustaría que sintieses lo que siento ahora mismo. Me gustaría que sintieras que sin ti parece que el mundo ha dejado de girar. Que sólo vivo en melodías tristes y vasos de café oxidados mientras mi cabeza se pierde en esta infinita oscuridad.

Sentir al despertarme este frío, este frío que está cuándo tú no estás. Porque siento que me faltas. Siento que estás cerca y a la vez tan lejos que me parece imposible pensar que tus labios nunca serán míos.

Que no habrá más promesas, promesas que el tiempo se encargó de borrar. Que palabras, ese "si no lo quieres entender, no lo entiendas" sólo me hizo dejar de entenderme a mí para intentar comprenderte, intentar comprender todo lo que te rodeaba. Y, encima, ahora mismo estoy aquí encerrado mientras la música empapa mis oídos y se funden con mis lágrimas, unas lágrimas que no saben dónde ir porque hasta ellas quieren ir contigo para que me des una explicación.

Porque llegué a soñar tantas cosas... Llegué a soñar un futuro juntos, un futuro maravilloso que se esfumó como todas esas promesas. Esos sueños que nunca se cumplirán, ese espacio maldito en el universo dónde van a parar las cosas que deseamos y que nunca se llegan a lograr y nos dejan vacíos, vacíos y desorientados buscando en vano otras bocas dónde perderme y dónde poder volver a recordar la palabra amor. Una palabra que cada día me viene más grande, no sé si será porque no la merezco o porque yo cada día me voy haciendo más pequeño...