
Creo que nunca lo he reconocido, pero soy un amante de las causas perdidas. Quizá por eso siempre me consideraron un chico raro o quizá particular. Me encanta lo que a la gente no le gusta. Me gusta la música antigua, el olor a carbón y los vídeos musicales feos. Porque creo que hasta lo feo tiene su encanto. Siempre preferí alguien que me haga reír que alguien con una cara de portada de revista.
Y me gusta pasear por la calle, tomar café y fumar sólo. La soledad es apasionante y poca gente la entiende. Siempre he pensado que, cuando empiezas a llevarte bien con tu soledad te empiezas a llevar mejor contigo mismo. Porque en los momentos de soledad eres tu verdadero yo. El verdadero yo que se me emociona mirándose al espejo escuchando una canción determinada o el que se pone a saltar encima de la cama como si estuviese en medio de un concierto de rock con la música a todo volumen.
Y soy amante de las cosas que están rotas, me encanta coleccionar cosas que están rotas porque creo que todo merece una segunda oportunidad. Por eso quizá me gusta coleccionar corazones rotos y consolarlos hasta que sanen y vuelvan a amar.
Me encanta la lluvia porque me recuerda al mar y las tormentas de verano sentado en la playa. A veces, siento necesidades de huir lejos pero sin embargo sé dónde está siempre mi lugar. Y me da pena la gente que está en la calle y la gente que no tiene qué comer y me compadezco hasta el punto de darles mi único bocadillo si es preciosa, porque todo el mundo tenemos derechos. Odio a los ricos y a los pijos estirados, en cambio la gente alternativa tirada en el suelo de la calle haciendo muñecos de tela me apasionan.
Y me apasiona viajar aunque odie hacer maletas y los trayectos, pero me encanta conocer nuevas culturas y nuevos olores. Me gusta colorear y cantar, aunque lo hago fatal y los días que duermo menos de ocho horas suelo despertarme como si me hubiesen cortado la cabeza.
Fumo y bebo demasiado, me encanta la noche y sus pequeños detalles. No suelo decir que no a una copa más y se me ocurren millones de rimas cuándo no me tengo en pie que luego olvido al día siguiente, como la mayoría de las cosas que hice y que me suelen traer consecuencias negativas. No me suelo enamorar y cuando lo hago, siempre es al revés y doy un traspiés, tras el cual decido volver. No me canso de esperar a alguien que quiera conocer cada uno de mis lunares. Y tengo a la mejor gente del mundo cerca de mí.
Y odio la Navidad, la odio. Pero me encanta estar aquí, en mi casa con una taza de café calentita mientras escucho a mis hermanos y a mis padres escribiendo este texto. Feliz Navidad a todos los que les guste, este año sé perfectamente cual va a ser mi deseo.
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