
Ahora sólo pienso en los kilómetros que nos quedan por recorrer, en las maletas y en el dolor de saber que si tú no estás yo no soy y si tú no eres yo no estoy. Y me da igual lo que la gente piense si estoy aquí echándote ya de menos sólo llorando, no lloro porque te vaya a echar de menos, lloro porque no entiendo a la vida. No entiendo por qué nos separa para luego volvernos a juntar haciéndonos aún más daño ni por qué esta sensación de dolor. Porque sabíamos lo que iba a pasar, nada nos ha pillado de sorpresa.
Lo único que espero que es que no volvamos a caer en los mismos errores, que no volvamos a pasar las largas noches bajo la Luna pensando en qué estará haciendo el otro con nuestro orgullo de por medio sin levantar un teléfono para hablar de lo puta que es la vida y de cuánto nos echamos de menos. Y lo único que de verdad espero es que este tiempo pase rápido, tan rápido como se han pasado estos días y que este dolor pase rápido, porque si no la gran ciudad se hará aún más grande y eterna.
Joder, cuánto te quiero…
No hay comentarios:
Publicar un comentario