La ciudad se transforma de nuevo en ese color marrón que siempre quise.
La sensación del calor que poco a poco se desvanece de mi cuerpo.
El frío que acuna los huesos y hace difícil el pensar que estaremos aquí.
Que sigo queriendo estar aquí, aunque tú ya no veas lo mismo.
Caer en el vacío pensando en aquello que no puede acabarse.
El llegar del miedo, estremecer de miedo.
Buscar aquí, en cada rincón, la esperanza que debe mantenerse.
Dormir sin soñar, esperando tiempos mejores.
Abrazarse a la nostalgia, la que hiere el corazón.
Y quedarse prendido de las noches de hastío, buscando de nuevo la razón...
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