domingo, 21 de marzo de 2021

Espacios.

Buscas en mi aquello que ya no existe, lo que se transformó por las lecciones que me dieron la vida y el tiempo, convirtiendo hoy todo en una melodía profunda  e inmensa de reproches  que nos inunda los oídos y el corazón.

 

Derivamos por historias del pasado, para dar razones que nos permitan entender que sólo buscamos coser los retales de los recuerdos que el tiempo descosió; esos hilos han volado con el viento, tan lejos, como nuestro ego. El ego que nos consume y nos cierne a nuestra incapacidad de hacernos ver, que no hay más.

 

Nuafragamos e intentamos remar sin salvavidas, porque ambos sabemos que el faro que nos alumbra no lo hace con la luz adecuada, aunque durante mucho tiempo, pensásemos que sí lo era; nos centramos a nadar a contracorriente entre reproches sin querer parar a pensar en aquello que creó la erosión, la misma que provoca que hoy todo se  derrumbe ante nosotros, mientras intentamos buscar una última esperanza, sin que podamos ver que hay mucho más allá, mientras nos ahogamos en solitario y nos negamos a pedir una mano para poder nadar juntos hasta la orilla.


Y luego llega el silencio y el profundo vacío. Tic-tac, tic-tac, tic-tac… La sensación de abismo que se crea en el universo de mi pecho, mientras vuelvo a preguntarme por qué será tan difícil vivir en paz; sin alegría ni pena, simplemente en paz…

lunes, 26 de octubre de 2020

Las alas.

Los días que han transcurrido desde la última vez que tuve el valor de sentarme a describir mediante palabras qué estaba ocurriendo en mi interior, han pasado tan rápido y a la vez tan despacio que han dejado una estela en mí de lo más desconcertante. El mundo actual actual ha cambiado y yo, que estaba en un proceso todavía más cambiante, creo que he perdido la brújula de por dónde seguir. 

A veces me gusta pararme en esto de vivir en silencio, alumbrar mis recuerdos y muy lentamente adentrarme en ellos como un espectador, para poder ver y entender aquellos momentos donde una sensación que viene de algún lugar casi externo a mí, hace que cuestione mi existencia en este universo. Lo curioso es que, generalmente, esta sensación ha aparecido en los rincones más insospechados y sin previo aviso y gracias a ella, he pasado muchas horas intentando analizar la vida, las experiencias que he tenido dentro de ella y qué moraleja o aprendizaje he podido exprimir de las mismas y es absolutamente desconcertante ver que, a veces, los momentos menos destacables, son aquellos que se vienen a mi mente una y otra vez en espiral, involucrándome en un mar de recuerdos que siempre me dejan perdido en un naufragio de sentimientos que no saben ordenarse.

La mayoría de esos recuerdos, son consecuencia de acciones tomadas sin reflexionar, son consecuencias de actos que de nuevo, han sido llevados a cabo de una manera casi externa a mi cuerpo físico y a mi capacidad de razonar. Curiosamente, esos actos han sido los que más han transformado mi vida. Eludiendo completamente cualquier sentimiento de sentirme superior o especial, creo que no he tenido una vida muy común y lo que es peor, creo que nunca la tendré. Cuando empieza a ser espectador de mi pasado, me doy cuenta de la suerte que he tenido de no querer naufragar en ambientes oscuros y hostiles y la capacidad casi natural que he tenido para salir airoso de situaciones impensables.  Sin embargo, todavía hoy, no soy capaz de sentarme en silencio a escucharme y a aceptar que ese pasado, con tantas luces como sombras, ya ha pasado y no volverá. Todo lo reído y llorado desde el momento en que empecé a entender que quería ser yo, sin cadenas y cuando la vida empezó su contador, ya es sólo un recuerdo que viene a mi, de vez en cuando a visitarme, a recordarme que si hoy soy lo que soy, es porque fui quien fui.

Es curiosa esa sensación, la sensación que invade mi cuerpo. Cuando era adolescente siempre creí que era nostalgia, pero no se puede sentir nostalgia de las cosas que no hemos vivido y curiosamente, yo sentía que las quería tener. Ahora, diez años después, observo un transcurso vital de un pájaro que voló alto hacia un cielo tan inmenso... Creo que nunca estaré en paz conmigo mismo, creo que esos recuerdos no son más que un recordatorio que aviva la llamada en mi y me hace saber que hay mucho todavía por vivir, que la vida pasa y pesa si, pero también sonríe y abraza y que esa invasión personal, no es más que un recordatorio para seguir creyendo que la vida aún tiene grandes historias reservadas para mí, pero que solo las viviré estando ahí, preparado para explorar ese cielo mientras vuelo, libre y lejos, por muy adverso que parezca el tiempo y por muy intensa que sea la tormenta a mi alrededor. 


lunes, 20 de enero de 2020

Felisa Sol.


Parece que el día de hoy es mucho más ayer nunca. Cuando miro desde los ojos desde hace más de diez años y descubro cuantas cosas han cambiado y cuantas cosas todavía cambiarán. Sin querer, sin ser, sin dejar atrás todo el aliento de aquellos años que tanto a veces extraño y tanto ignoro al mismo tiempo, veo como mi realidad se transforma a una velocidad que apenas soy capaz de aceptar. Veo aquellos recuerdos nublosos, casi como si fueran un recuerdo ajeno de una persona que un día los soñó, pero forman parte de mi historia, de esta historia que me ha tocado vivir y sentir.

Un día como tantos otros, la vida te hace conocer y querer a personas y seres que en otros días te parten el alma cuando tienes que decirles hasta pronto. Hasta pronto porque si algo me ha enseñado este camino y este bagaje es que nunca decimos adiós a los sentimientos verdaderos. Esos sentimientos se esconden en alguna parte de nuestro ser, esperados a ser rescatados de una manera casi mística y misteriosa por el maravilloso azar. El azar… Cuánto extraño a veces el azar a lo desconocido, a lo fiero y a la inquietud de no saber si estoy en lo cierto.
Dicen los expertos que hoy es el día más triste del año, yo no sé si será verdad. Lo que sí que me ha quedado claro es que hoy, 20 de Enero de 2020, una fecha donde los 20 llaman la atención por su abundancia, yo he vuelto a aprender una gran lección y la gran lección es que no debemos de dejar hacer cosas por otros, no debemos dejar de querer y amar intensamente, porque parece que fue ayer cuando te vimos por primera vez y viniste lenta y pausadamente a encontrarte con nosotros. Parece también que fue ayer cuando el abuelo Marcos gritó “se llamará Felisa” mientras la abuela decía por otra parte “te dije que no quería perros, pero tiene cara de Sol, se llamará Sol” mientras observaba un día de finales de Verano que se escapaba de mí, como ahora se escapan estas palabras mientras las lágrimas vienen a mis ojos casi sin poder evitarlo.

Nunca me acostumbraré a la nostalgia, a esa sensación que invade mi pecho cuando pienso en todo aquello que dejamos atrás sin querer y sobre todo, a la sensación de pensar que nunca el Sol brilla tanto como en esa época donde, en aquel lugar, todo transcurría con una armonía casi delirante. Supongo que es el trato que tenemos que hacer con el tiempo por crecer y aprender, sobre todo para aprender. Porque para eso estamos aquí.
Felisa Sol, querida amiga del alma, gracias por enseñarme tanto de la vida y por enseñarme de nuevo una lección en “el día más triste del año” porque hoy será doblemente triste sabiendo que nunca más podremos tumbarnos al Sol juntos como a nosotros nos gustaba para poder reposar en Verano, ni podremos correr juntos y sentirnos libres sabiendo que nadie nos juzgará. Pero desde aquí, desde esta incesante tormenta, me gustaría darte las gracias por enseñarme lo maravilloso que es querer y por enseñarme nuevamente que los recuerdos es aquello que permite al ser humano sobrevivir a la tempestad, el amor del calor de los buenos recuerdos y la sensación de querer abrazarlos para estar con todos aquellos que ya no están.

Espero que ahora mismo estés sentada junto a mi Gavilán favorito, tu querido amigo Pocholo y que estéis riendo tan fuerte que esta noche suenen truenos alrededor del mundo de tanta felicidad. Gracias por hacerme tan feliz, gracias por acariciarme el alma hoy y por aquellos momentos de paz que cada día mi cuerpo busca como símbolo de que lo mejor tiene que estar por llegar y que siempre estaréis conmigo. Y, desde la más pura tristeza, quiero darte aún más gracias por haberme hecho recordar esos momentos tan fuerte que es como si los estuviese viviendo ahora mismo y por enseñarme una lección a tal día 20 del 20 que no olvidaré jamás: a vivir como tú lo hiciste, feliz, libre y sin ataduras, hasta el final.

Cuídate mucho, corre tan lejos y viva como siempre y sobre todo… ¡NO ENCUENTRES OTRO COMPAÑERO DE SIESTAS AL SOL!


martes, 8 de octubre de 2019

Sucedió así.

La ciudad se transforma de nuevo en ese color marrón que siempre quise.
La sensación del calor que poco a poco se desvanece de mi cuerpo.
El frío que acuna los huesos y hace difícil el pensar que estaremos aquí.
Que sigo queriendo estar aquí, aunque tú ya no veas lo mismo.

Caer en el vacío pensando en aquello que no puede acabarse.
El llegar del miedo, estremecer de miedo.

Buscar aquí, en cada rincón, la esperanza que debe mantenerse.
Dormir sin soñar, esperando tiempos mejores.

Abrazarse a la nostalgia, la que hiere el corazón.
Y quedarse prendido de las noches de hastío, buscando de nuevo la razón...

domingo, 7 de julio de 2019

Diez.

Desde que desperté esta mañana sentí una sensación en el estomago que me impedía respirar con normalidad. Qué raro, no ha pasado nada que me haga perder el sueño y mucho menos algo que me impida poder estar completamente bien.

Pasan los minutos del día y de repente, como en cualquier momento de mi vida loca, veo que hoy es día 7. 7 de Julio y empieza mi cruz, sin poder evitarlo, empiezo a mirar cuantos años han pasado desde aquel día todo cambió y para siempre sorpresa, veo que han pasado diez años. No creo que existan números más importantes que otros, pero sólo pensar que han pasado diez años desde que no estás aquí y desde aquel día donde mi vida cambio 365 grados, me hace sentir un escalofrío tan viral en mi cuerpo que estremece cada milímetro del mismo.

Me hubiese gustado tanto que hubieses compartido físicamente todo esto conmigo abuelo... Me hubiese gustado verte reír y contagiarme una sonrisa al rededor de las tres mesas y saber si conseguí hacerte sentir orgulloso como te prometí. Me hubiese encantado verte y escuchar tu voz y poder contarte en persona que cada lugar que visito de los que contabas me recuerda a ti, me hace pensar en ti y me hace sentir mas fiel a quien soy. Tengo un mar en el pecho de dudas ahora que hace quemar la sensación de no entender la velocidad del tiempo y cuánto te echo de menos. Es tan triste poder recordar diez años de una vida por haber perdido una de las más importantes... Pero qué le vamos a hacer, así la vida es.

Ojalá esté feliz, muy feliz. Ojalá no te hayas perdido ni un segundo de estos diez años y ojalá puedas seguir guiándome por todo este camino que a veces tan largo se ha hecho. Todo ocurre por una razón y nunca sabré si fue el destino que me deparó crecer y abrir los ojos por algo tan devastador, nunca olvidare aquel naufragio y siempre me quedarán las ganas de poder decirte tantas cosas... Pero sin ser egoísta, solo puedo esperar que la distancia no te haya alejado de mi ni de quienes siempre te quisimos y que siempre te quedes aquí.


Espero que seas feliz, tan feliz como tan triste me encuentro yo ahora mismo me encuentro escribiendo este pequeño texto que no es más que un grito de desesperación para decir, no sé si al mundo o a mi mismo cuánto te echo de menos y cuánto me gustaría que estuvieses aquí, mi Gavilán. 

Nunca hay suficiente tiempo, nunca es suficiente...

¿Te perderías en algún lugar conmigo?

¿Te perderías en algún lugar conmigo?
Pues date prisa en decidirlo o búscame,porque quizá si lo decides demasiado tarde ya estaré tan lejos de aquí que la nostalgia ya estará curtiendo mis heridas...

Amélie

Amélie
Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

"je vais faire l'amour avec toi"...

Más soñadores.