Allí se encontraba ella, parada. Parada mientras el mundo se movía, se movía rápido y a ella no le importaba nada, no tenía ganas de nada y menos de pensar en ir rápido, le flaqueaban demasiado las piernas como para correr. Necesitaba estar allí, sola, sentada y pensando en él, lo echaba demasiado de menos. Pero, como suele pasar, su amigo se acercó a ella para ver qué le pasaba, no podía seguir viéndola así.
-¿Qué te pasa?
-¿Cómo que qué me pasa?
-Sí, tienes la mirada demasiado perdida desde hace algunas semanas.
-Mi mirada está perdida, porque ya no tengo nada que buscar, porque todo está perdido.
-No puedes decir nunca eso, hay muchas cosas en el mundo que buscar.
-Pero ya no busco nada, no busco pero sé que no lo voy a encontrar, es demasiado tarde.
-¿Tarde? ¡Sólo tienes diecinueve años!
-Diecinueves año, una mirada perdida y el corazón roto. Creo que eso ya es suficiente.
-No es suficiente, te quedan muchas cosas por las que seguir luchando.
-¿Te refieres a mis sueños?
-Claro, todo el mundo soñamos con algo, con tener un trabajo, con tener una familia, con tener un futuro nuestro, que es propio y que nadie nos puede quitar.
-Mis sueños se acabaron cuando él se fue.
-Vamos,no digas eso.
-¿A tí nunca te ha pasado?
-¿El qué?
-Esa sensación. Es como cuando eres pequeño y es el día de tu cumpleaños y esperas el regalo que quieres y no llega, esa sensación. Todo el mundo está feliz y tu deberías estarlo y no lo estás porque te falta algo y no puedes arreglarlo, por mucho que lo intentas no puedes ser feliz del todo, pero reemplazas ese regalo con otros y hasta que no pasa un tiempo sigues queriendo ese regalo, pues el algo así. Supongo que los seres humanos somos así, nos cuesta afrontar que no podemos tener todo en la vida y nos pensabmos que nos lo merecemos todo, pero yo no merezco esto, yo quiero sonreír y no puedo.
-Claro que puedes, yo te ayudaré.
-Tú no puedes ayudarme. Nadie puede ayudarme. Sólo él puede ayudarme, sólo él puede devolverme la sonrisa de momento. Él era el motivo de mi risa hasta hace unos meses y ahora él es el motivo de mi llanto, polos opuestos de sentimientos. Reír y llorar, ¿qué más dará? No importa lo que me pase, porque el tiempo pasa y mientras siga pasando mi herida irá cicatrizando, pero de momento no puedo sonreír. Sigo esperando el regalo de cumpleaños, sigo esperándole, sigo llorando por las noches mirando nuestras fotos y esperando que algún día llame a mi puerta y olvide todo lo que hemos vivido para empezar de cero. Pero mi vida no es una película, no volverá y lo sé, pero me cuesta aceptar que ya no estará conmigo y que ya no me temblarán las piernas al verle, ahora me temblarán los ojos para romper a llorar acto seguido.
-Tienes que superarlo, tienes que seguir adelante, el amor está ahí fuera y una chica tan guapa e inteligente como tú debería saberlo, ahí fuera hay miles de chicos esperándote, sólo tienes que creerlo de verdad y seguro que todo va a mejor.
-No quiero a ningún chico, porque lo engañaría y me engañaría, lo quiero a él. Quiero que me haga daño. Quiero temblar. Quiero reír y llorar con él. Quiero dejar de llorar...
-Y dejarás de llorar, dame una abrazo y vámonos, es tarde y tus padres te están esperando.
Y así estaban los dos amigos. Ella destrazada de amor y viendo que su vida no tenía sentido y él enamorado, pero de otra forma, viendo que la chica de la que llevaba enamorado toda su vida no podía reír por un chico y sabiendo que él podía hacerle reír. "Algún día se lo diré" eso pensaba el chico de las gafas y la camisa de cuadros, sin saber que la vida cuando menos lo esperas, te sorprende.
miércoles, 30 de marzo de 2011
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