jueves, 3 de marzo de 2011
Encuentro.
Como un niño esperando el día de Navidad para recibir los regalos de los Reyes Magos, así estaba él. En el ambiente se respiraba nerviosismo, ganas y sobre todo miedo, miedo de no ser correspondido, miedo a volver a equivocarse y a la vez felicidad, felicidad por haber encontrado alguien que por fín le hace reír. Entre tanto nerviosismo enciende un cigarrillo, quedan cinco minutos para la hora de quedar y acelera el paso, no quiere llegar tarde. Mientras camina respira hondo y da varias caladas a su cigarrillo, está tan nervioso que no sabe que otra cosa puede hacer para relajarse.
Al llegar al punto de quedada mira hacia los lados, ha llegado a la hora exacta y aún no ha llegado, se pone aún más nervioso y las dudas empiezan a llegar a su cabeza, mira el móbil en busca de una llamada o un mensaje como forma de anular la cita, pero no es así, con lo cual no queda otra opción : llegará en cualquier momento.
Tras dar la última calada al cigarrillo el chico del chaleco lo tira al suelo y mira al frente, allí está. Está llegando, se pone aún mas nervioso y empieza a hacer juegos con las manos, no sabe como reaccionar, no sabe cómo va a reacionar, y cuando se quiere dar cuenta, ya está ahí, en frente y en ese momento el mundo se para, la Tierra deja de girar,los pájaros dejan de cantar,los coches se detienen,el oxígeno no existe,el Sol se apaga,el cieglo se vuelve diferente,la vida es una película y todo es cómo si se detuviese para mirar hacia ellos, para observar las pocas cosas buenas que quedan, cosas como el amor. Un amor que sin saberlo está surgiendo y un amor que da miedo y a la vez alegría.
Con nerviosismo, el chico del chaleco le da dos besos mientras respira su perfume, le encanta analizar esos pequeños detalles, y observa sus ojos y le delatan que ambos están sintiendo lo mismo y acto seguido comienza la conversación.
-¿Qué tal?
-Pues muy bien... Tenía ganas de verte.
-¿Ah,sí?
-Claro.
-Me pensaba que no.
-¿Cómo no iba a tener ganas de verte?
-No sé, sólo nos conocemos de una noche, es difícil echar de menos algo que sólo ha pasado una vez.
-Bueno, ya sabes lo que se suele decir, que lo breve si bueno, dos veces bueno.
-Entonces... Lo nuestros durará eso, ¿no? Algo breve,para que sea bueno.
El chico del chaleco cambia su actitud corporal, se siente más relajado y sin dudar le lanza una mirada pícara, ya son mayorcitos para andarse con rodeos y sin dudar le dice:
-Llevo demasiado tiempo buscando a alguien como tú para que esto sea breve, no me importa cuánto te he tenido que esperar, lo único que ahora mismo me importa esque esto no sea breve, quiero que esto dure tanto que hasta perdamos la memoria juntos.
-No me pensaba que tú eras así, me pensaba que eras de relaciones esporádicas.
-Cuando no tienes nada que ganar,tampoco tienes nada que perder y cuando las personas no merecen la pena, un tiempo breve es suficiente, pero este no es el caso, voy a apostar para ganar y quiero ganar contigo, quiero ganar una batalla por fín en el juego del amor y quiero hacerlo, quiero hacerlo contigo.
En ese momento el mundo se ha vuelto a detener en forma de beso. Uno de esos besos que despierta la imagiación, un beso cálido, dónde cada sentimiento se deja claro, se dejan claras las inteciones, el amor ha vuelto a surgir... En ese momento no importa nada, esas dos almas ahora mismo son una y el mundo sigue, los niños siguen jugando en el parque, las señores mayores cuchillean mientras se ríen, los estudiantes cargan con libros, los trabajadores andan algo estresados... Pero en ese momento todo es perfecto, tan perfecto que hace pensar que será eterno, nunca se sabe, aunque cómo había dicho el chico del chaleco, esta vez iba a apostar a gnar al juego del amor, y de momento el amor había entrado, como si de jugar al ajedrez se tratase, en jake.
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Nunca hay suficiente tiempo, nunca es suficiente...
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