Lo que ella quería no era un príncipe azul, al contrario quería un príncipe desteñido. No quería flores, eso ya se lo podía comprar ella y tampoco quería que le dijesen te quiero.Ella quería que se lo demostrase con actos y con sentimientos, las palabras se las llevas el viento y ya habían pasado demasiados poetas efímeros a lo largo de su vida y por eso quizá loca e indecisa lo que ella quería una historia de amor de las que empezase con peleas, siguiese con besos y acabase fumando con él.
Le daba igual su cara, le daban igual sus manos o si era de Londres o Singapur. Sólo buscaba mariposas en el estómago y sonreír, pero también quería llorar. Quería llorar cuándo no supiese nada de él en todo el día y por qué no, ponerse celosa. Porque a ella le gustan así las cosas, le gusta tener lo malo para valorar mejor lo bueno y sobre todo, le encataban las reconciliaciones y más que todo eso, le encantaban los besos.
Le gustaba sentir los labios de un hombre sobre ella y sobre su cuerpo, era el éxtasis. Un éxtasis que no sentía desde hacía mucho tiempo, pero tampoco estaba tan mal. Y ahora ella estaba allí, con un café en la mano humeante apurando las últimas caladas de su cigarrillo mientras veía a los hombres pasar pensando en cuándo uno de ellos iba a pelear con ella para acabar en un gran feliz en una mañana tan apagada como llena de vida, porque como ella se decída cada día "hoy va a ser un gran día".
lunes, 11 de julio de 2011
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