Te quise, no puedo negarlo. Te quise tanto que creo que nunca podré volver a querer a alguien como te quise a tí. Lo peor no fue cuando nuestro amor se acabó, lo peor fueron las largas noches que pasé mirando tu foto y llorando mientras me repetía en la cabeza qué había hecho mal y por qué no estabas aquí conmigo. Pero lo mejor fue cuando volví a respirar y volví a sentirme vivo, el amor es lo que tiene, es capaz de darte la vida o de quitártela, pero no pasa nada.
Lo importante es que aprendí. Aprendí que cuando quieres a alguien y sobre todo, cuando te enamoras de alguien, tienes que quererte primero a tí mismo, aprendí que cuando dos personas se quieren el resto importa poco y sobre todo aprendí que a veces las grandes historias de amor no están en las películas, si no debajo de las sábanas de una cama y en la música. La vida debería tener música siempre, como en las películas, creo que eso nos ayudaría a entender mejor muchas situaciones e incluso a hacernos sonreír cuando no podemos, pero es imposible. Y yo recuerdo esos momentos con tanta nostalgia que cómo un anciano recuerda su niñez, porque nunca olvidaré esos instantes fugazes y cómo me gustaba verte sonreír. Cómo me gustaba vernos sonreír juntos...
domingo, 21 de agosto de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nunca hay suficiente tiempo, nunca es suficiente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario