sábado, 27 de agosto de 2011
Gracias, mil gracias.
Gracias, mil gracias. No sólo por darme ayer una fiesta sorpresa de cumpleaños cómo había soñado toda mi vida, ni por hacerlo hecho con todo vuestro corazón, ni por hacerlo a nuestro modo, ni por los regalos perfectos, ni por nuestra noche surrealista correspondiente después. Gracias por hacerme llorar de felicidad, me quedé sin palabras y es algo que no pienso olvidar nunca y por ello os vuelvo a dar las gracias pero ahora, por ser mis amigos, los mejores amigos del mundo.
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