viernes, 30 de septiembre de 2011

Desnudo del alma.


Me perdí. Me perdí en los cuentos de hadas, en los momentos de las películas y en las locuras de las calles nocturnas. Olvidé lo verdaderamente importante. Olvidé lo que más quería, lo que más quiero y lo que más querré. Olvidé quién era y me dió tanto miedo que aún siento un escalofrío cuando lo recuerdo. Recordé quién era y quién quería ser, es muy diferente. Nunca quise ser como la gente quiere que yo sea. Quiero ser yo. No hay más. Quiero ser yo y mis conmigo.
Olvidé lo que era mirar a las personas que más quieres con una sonrisa y que te demuestren su cariño, olvidé mirar por las calles intentando buscar lo bueno y no lo malo, me escondí del mundo, éste me empujó hacia afuera y me caí. Olvidé lo que era sonreír en la parada del autobús porque un bebé está jugando con su madre, olvidé lo que era sentir esa empatía con las personas que de verdad lo necesitan. Y después de tantas cosas que aún se quedan en el tintero, reflexioné.
Reflexioné y actué. Aprendí a volver a mirar todas esas cosas y sobre todo, aprendí a volver a sentir.
Sentir no es sólo sonreír, es sonreír hasta que te estallen las mejillas y llorar hasta que la desolación inunde tu pecho. Fui siempre muy extremista y no quiero dejar de serlo, porque es mi identidad. Agresividad y seguridad, pero a la vez sentimiento y sensibilidad.
No pienso dejar que el resto de personas me conviertan en uno más.
Y volví a respirar después de contar diez. A valorar los pequeños detalles de la vida, a querer de verdad a los que siempre estaba queriendo y volví a romper a llorar al darme cuenta de cuánto mal me había hecho a mí mismo. Y volví a escribir, volví a escribir para que todo el mundo sepa lo bonito que es el amor, lo bonito que es querer a las personas y compartir momentos y sobre todo, lo bonita que es la vida.
Y después de todos los errores cometidos sigo aquí. Sigo condenado a vivir y a aprender. La vida es el mejor regalo que te hacen las personas que más te van a querer en el mundo.
Quizá podría decir que soy un
soñador. Creo que siempre lo he sido. Porque un soñador es alguien que siempre saca el lado positivo a las cosas incluso cuando son malas y hoy por hoy sigo aprendiendo de mis errores y pienso seguir haciéndolo. Pienso seguir mirando las cosas buenas, la vida ya se encargará de ponerme cosas malas en forma de barrera, pero no tengo ninguna duda, las saltaré y aunque caiga, me volveré a enderezar con la mejor sonrisa y seguiré caminando, siempre con ayuda de los míos y de mi tesón, porque la vida está hecha para conseguir los sueños y pienso luchar por cada uno de ellos. Y a tí que estás en ahí arriba, te mando el beso más grande del mundo, sé que sigues aquí conmigo, no te olvido por nada y tenías que estar en este texto, el texto más sincero que he escrito en muchísimo tiempo.
Y en el tintero quedan el resto de historias que no quiero recordar, historias olvidadas y pasadas, que prometo, no se repetirán nunca más.



"Seré lo que quiero ser”

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Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

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