Y se pregunta si la vida vale más de lo que cree. Si es momento de cambiar, de tomar las riendas. No dejar que el tiempo pase, pasar el tiempo de la mejor forma posible.
Imagina, imagina lo que sería buscar dentro de uno mismo lo que dejó atrás cuando el tiempo le enseñó a sufrir. A veces cree que sufrió demasiado, es tiempo de cambiar ese sufrimiento por sonrisas, sonrisas que realmente no se vayan.
Y se me imagina la vida, la vida de una manera diferente. ¿Qué pasaría? Qué pasaría si todos los trenes nos llevasen dónde queremos, si cada persona que queremos no nos dejasen nunca. Si no nos hiciese falta recordar y echar de menos momentos porque los podríamos tener siempre.
Si no existiesen las guerras, el sufrimiento humano. Si la vida valiese más que el dinero. Si los “te quieros” fueran para siempre. Si no hiciera falta llorar porque todo es perfecto, si la perfección existe. Si el amor volviese a ser amor de verdad y no amores de bares efímeros. Si volviese esa paz interior, esa paz cuando uno siente que todo está bien.
Piensa y disminuye. Se siente en el espacio y se da cuenta de lo real y jodida que es la vida, pero también de lo maravillosa que es. Aunque a veces duela, porque por muchas cosas malas que nos pasen siempre habrá un motivo para sonreír. Siempre habrá alguien deseando ver una sonrisa en una cara y por muy solos que estemos siempre habrá alguien, aunque sea a millones de kilómetros dispuesto a llorar contigo hasta que no queden más lágrimas y empieces a reír de nuevo. Porque al final la vida siempre será así, caer y levantarse. Levantarse aunque no nos queden fuerzas, porque está seguro de que si lo intenta y toma las riendas de su vida ese alguien que tanto busca aparecerá en cualquier momento. Aparecerá y todas esas preguntas desaparecerán y que llegará el día en el que no necesite echar de menos nada porque tendrá todo lo que necesita.
Hasta entonces, sólo le queda esperar. Esperar en ese mundo infinito que cada día nos prepara sorpresas nuevas. Nuevas, ya sean dolorosas o felices, grises o de color. Pero que cada día le harán más fuerte para que, el día que todo por fin esté perfecto suelte una carcajada al recordar el dolor. Porque no hay mejor sensación que reír por algo que un día te destrozó el corazón.
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