Cuando sufres y estás hundido de repente, un día cualquiera ves la luz al final del túnel. Miras hacia arriba y ves que al fondo hay una luz que te quiere llevar al camino de la felicidad. Aunque dé miedo no debemos pasar las oportunidades, los trenes sólo pasan una vez y si nos quedamos en la estación toda la vida nos enfriaremos. Por eso es momento de avanzar, de coger las riendas, de querer más y llorar menos.
Me da miedo, no lo voy a negar. Me da miedo pensar en que después de tanta sombra, tantas lágrimas y tantos momentos de astío haya empezado una nueva vida. Una vida que me presentó una Primavera nevada, fría como en una película. Pienso, me gusta mucho pensar y entre uno de mis pensamientos llegué a la conclusión de que, quizá la vida me ha presentado de nuevo al Invierno para retomarlo, para olvidar esas lágrimas y disfrutar de ese Invierno que dejé pasar por mis inseguridades y el dolor que tú me causabas. Pero ya te he olvidado y no me haces daño decirlo. Por ello, tengo que tomar esta segunda oportunidad que la vida me ha ofrecido, no tengo que desperdiciar ni un segundo de esta oportunidad. Y poco a poco todas inseguridades se irán yendo, igual que esta Primavera, y nacerán las flores y con ellas nuevos sentimientos que están naciendo dentro de mí.
Es el momento, es el momento de volver a coger trenes que me lleven a sitios dónde soñar, es momento de soñar e ilusionarse, olvidar el pasado. Olvidar todo lo malo, disfrutar de lo bueno y seguir luchando por la promesa que me hice hace mucho tiempo y que me marca el día a día. Y sobre todo, es momento de querer más que nunca a los que siempre me han querido y han estado conmigo ayudándome a ver la luz. Bienvenida Primavera, te presento a un nuevo Ramón.
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