A veces me quedo aquí, en silencio. Me
quedo sentado mirando por la ventana la noche pasar mientras releo y miro los
instantes que he plasmado en un papel relatando las historias de mi vida.
Cuántas historias se han cerrado y otras en cambio se han abierto, a veces se
me hace increíble creer que ya hayan pasado veinte años desde que pisé este
mundo.
Siempre creí en el
valor del arte, y sobre todo, en el valor de las palabras. No puedo parar de pensar cuando releo algunas historias
en el por qué. Por qué tuvieron que acabar y por qué la vida es así de
traicionera. En cambio otras veces leo palabras que me hacen rememorar
sentimientos que creía olvidados. Y me hacen darme cuenta de que no estaban
olvidados, sólo enterrados. Porque es muy difícil olvidar algo que te marcó una
etapa de la vida.
Hoy recuerdo
cuando llegó el calor, cuando te miraba y no podía parar de sonreír a
escondidas. Nunca te dije que hubiera recorrido todo el mundo porque tú
me hubieses dicho lo que sentías, porque nunca supe por qué jugamos. Pero
jugamos, y quizás nunca fue limpio. Las palabras se cruzaban entre nosotros, en
palabras que yo entendía como indirectas aún habiendo una parte de mí que se
negaba a darles sentido. Cuando envidiaba a la gran ciudad mientras sentado en
este rincón te echaba de menos y esperaba palabras tuyas. Siempre tuviste algo
que te diferenció del resto, siempre supiste emocionarme con aquellas palabras,
palabras que hoy releo, recuerdo cuánto me hacían sentir y hoy, en cambio, me
entristecen.
Cómo cambia la
vida, cómo hemos cambiado. Quizás no sea ni mejor ni peor, quizás estaba
escrito que ahora debíamos estar así, cruzándonos en cuerpo mientras nuestras
mentes disimulan para no regalarnos ni un saludo. Ya no sé si nos moriremos con
las ganas, porque, en el fondo siempre has sabido que estoy dispuesto a volver
a empezar. Porque hay cosas y sentimientos que no se pueden olvidar, y he de
decir que en el fondo te echo de menos. Porque hoy, no sé por qué, más que
nunca me gustaría tumbarme en tu cama, y esta vez sí hablar, porque esta vez
debemos hacerlo.
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