Cuando el clima era perfecto, la sensación
de libertad y el amor corría por mis venas. Ahora estoy aquí, frente a un viejo
álbum de fotos y una mezcla de querer llorar y reír se funden en mi cuerpo.
Cuánto daño es capaz de hacer el tiempo. Qué doloroso es ver que los recuerdos
no se pueden capturar y tener para siempre como en una foto. Qué
maravilloso sería poder tener esos recuerdos, esos maravillosos recuerdos que
tantos nos hacen sentir con nosotros. Poder tocarlos, recordarlos y poder
volver a vivirlos una y otra vez. Qué maravillosos son los recuerdos y sus
sensaciones, qué bonito es sentir. Sentir...Hoy es un día de éstos en los que
me he parado a pensar de verdad. Digo de verdad porque hay veces que creo que
lo hago y en realidad sólo paseo por mi mente engañándome a mí mismo. Me he
parado a pensar en qué y en quiénes y me he dado cuenta de muchas cosas y la
más importante es cuántas cosas me quedan por darme cuenta aún.
Hace meses fui a
aquel lugar dónde la lluvia y el verde consiguieron hacerme renacer. Siempre
quise estar allí, escuchando el sonido de la lluvia caer en mi ventana mientras
observaba las cuatro estaciones en un mismo día, mientras recorría las calles
enamorándome de un país con cara de admiración y recuerdo como lloré cuando vi
ese faro. Recuerdo cuando bajé de aquel autobús sin previo aviso, cuando
comencé a andar sin querer y de repente miré hacia el suelo, había un 23
dibujado y sonreí, volví a mirar al frente y vi aquel faro. Recuerdo cómo
comencé a llorar, comencé a llorar todas las lágrimas que habían quedado
escondidas durante tantos meses... Qué terribles fueron aquellos meses dónde el
amor se convirtió en mi mayor pesadilla y qué bonito fue volver a nacer. Sabía
que lo necesitaba, sabía que necesitaba irme a aquel lugar a olvidar, pero
sobre todo, a recordar. Recordar quién era, porque no lo sabía. Y cuando estuve
allí, parado frente a aquel mar y aquel faro, con un 23 en mis pies, me di
cuenta de que había vuelto a encontrar el puerto, era el momento de volver. Y
así fue, la lluvia y el verde consiguieron hacerme sonreír y volví a casa con
una sonrisa, sabiendo que había encontrado lo que estaba buscando. Recuerdo
aquella sensación como volver a nacer, quizás nunca vuelva a sentir una
sensación de estar tan en paz como esa. Recuerdo ese momento perfecto, esa
respiración y, sobre todo, recuerdo ese sonido. Recuerdo el sonido del aire
recorriendo cada milímetro de mi cuerpo y la tranquilidad de estar absolutamente
vivo. Puramente vivo, sin ningún tipo de cadena. Lo había conseguido: había
vuelto a nacer.
Volví a nacer,
volví a llorar y volví a quererme. Recuperé todo aquello que siempre había
necesitado, encontré mis faros de guía, la vida volvió a coger sentido. Volví a
ser absolutamente libre, pero nunca me he vuelto a sentir como aquel momento de
perfección, todo fue perfecto y todo fue absolutamente circular. Recuerdo como
las personas me miraban asombradas por mis lágrimas y me preguntaban que qué me
pasaba y yo les respondía: "he vuelto a nacer" y la gente reía
pensando que estaba loco, y realmente sí lo estaba. Estaba loco de ganas de
volver a vivir. Loco de ganas de volver a enamorar de esta puta, jodida y
maldita vida que tan mal me trata últimamente. Y quizás necesite volver a
sentir esa sensación, me perdí para encontrarme y volví, y quizás deba volver a
encontrarme y perderme para volver a nacer. Necesito esa sensación y creo que
es momento de morir para volver a encontrar esa sensación, para volver a sentir
ese aire, para volver a respirar.
Hoy recuerdo todo
ello, recuerdo mi pasado, intento un presento y sueño con un futuro. No sé qué
me deparará el destino, pero creo que el momento de mi muerte está muy cerca,
mi muerte personal está absolutamente cerca y necesito volver a nacer. No sé
cuántos meses mi vida volverá a estar embarazada y no sé en qué momento ni en
qué lugar volveré a sentir esa libertad. Esa libertad que tan corta, tan bonita
y tan dulce fue. Nunca había sentido eso, nunca había sido tan feliz... Y
ahora, voy preparando los motivos de mi propio funeral mientras todos esos
sentimientos se visten de negro sabiendo que ha llegado la hora, que ha llegado
la hora de morir y dar paso a otros nuevos, mientras todas estas fotos se encierran
en un álbum y se empapan por las lágrimas que baña su recuerdo. El amor y la
vida serán los padres de esta nueva vida que nacerá no sabemos cuándo ni en qué
momento. De momento, espero aquí, con los ojos cerrados recordando esa
sensación mientras las lágrimas se deslizan por mi cara con una sonrisa forzada
que pronto volverá a nacer, pronto llegará el momento de crecer...
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