Desde el día aquel tan largo donde me quemé, pude ver como cada resquicio de mi corazón se quedaba anclado en la ciudad de los sueños. Prácticamente ha pasado mucho tiempo desde que vi desde aquel rincón la necesidad impetuosa de buscar un motivo nuevo donde poder centrarme en tener lugares desconocidos donde poder buscarme. Donde poder buscarme y buscar dentro de tanta mierda la necesidad de buscar una mirada de alegría entre esa muchedumbre oscura.
La gente te preguntará por mí, estoy seguro. La gente preguntará por aquel chico impetuoso que alegraba la vida de las personas que buscaban encontrar un rincón donde poder refugiarse; querrán volver a ver a aquella persona que nunca supo muy bien donde se encontraba porque siempre estaba para encontrar aquellas cosas tan maravillosas. A veces es difícil ver como el universo más maravilloso creado a partir del calor se derrrumba cuando llega el frío, cuando llega el frío y aparta todos los buenos momentos que se quedaron debajo de las sábanas. Porque nunca se está mejor donde no se puede estar, los mejores lugares son aquellos que son intocables; aquellos reinos de alegría donde se crea universos paralelos a la realidad con acciones tan fáciles como respirar cerca.
Cuando te pregunten por mí, diles que voy a buscar de nuevo el tiempo. Diles que voy a encontrar aquel sueño de nuevo, mi sueño.
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