Llega el momento, se acerca la cuenta atrás. Hoy, un día cualquiera que
pasará a la historia sin pena ni gloria, un día dónde todos los humanos nos
enfrentamos a nuestra rutina sin cesar, he metido dos años de mi vida en un
armario mientras mi mente se perdía en todos los recuerdos y en todos los
momentos (buenos y malos) que he vivido desde que llegué a la gran ciudad aquel
maravilloso 5 de Septiembre de 2010.
Recuerdo la primera vez que pisé este Colegio Mayor sin saber qué me iba a
esperar. No tenía ni idea de lo que iba a conocer aquí, no tenía ni idea de todas las cosas que me iban a pasar, todas esas
noches sin dormir perdido por las calles y las discotecas de Madrid, los
agobios por los estudios y las actuaciones, las noches sin dormir echando de
menos mi casa, el olor de mi familia y mis amigos mientras estas cuatros
paredes me observaban impacientes y tristes, los amores que he vivido y los
desamores, los momentos de alegría, de tensión, de conocer nuevos lugares, de
evolucionar como ser humano...
Pero, sin duda, lo que nunca hubiera llegado a pensar es en la familia que
he hecho aquí. Porque en Madrid, mis amigos son mi familia y no sé qué haría
sin ellos. No sé qué haría en esas horas de ballet y ensayos sin mis bailarines
favoritos, no sé qué haría en los largos días sin mis amigos de este Colegio
Mayor y sus características fiestas y actos, y aún más lejos, perdidos en las
calles de esta ciudad o riendo sin cesar en cualquier habitación por cualquier
tonterías. Son momentos, son recuerdos
que sé que siempre formarán parte de mí, pasen los años que pasen siempre
recordaré estos instantes fugaces que me han hecho tan feliz, tan tremendamente
completo y sobre todo, que me han hecho evolucionar y me han hecho sonreír.
Hoy, es un día muy triste para mí... Hoy me he dado cuenta de lo rápido que
pasa el tiempo, de cómo los años pasan y como pasan en mí, cómo me hacen
cambiar y como hacen que mi pequeño mundo cambie 360º cada año que va pasando.
Quién me lo iba a decir, ¿quién me iba a decir a mí que este año me iba a
volver a enamorar? Quién me decía a mí que iba a aprender a valorar las
pequeñas cosas que son importantes, algo tan simple como una comida de mi
madre y, sobre todo, ¿quién me iba a decir a mí que el tiempo me iba a dar tantas
personas increíbles para compartir mis días? Por eso, hoy quiero dar las
gracias a cada persona que hacen que esta gran ciudad sea cada año que va
pasando más pequeña y familiar para mí y, sobre todo, quiero dar las gracias a
todas las personas que han estado ahí en esos momentos dónde la oscuridad
vencía mis días. Gracias por ser esa luz en el camino y gracias por hacer mi
vida más feliz, más completa.
Madrid, la cuenta atrás ha comenzado y espero que sigas regalándome tantos
buenos momentos al final, vamos a hacernos amigos tú y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario