Y lo siento, pero no pude evitarlo. Cuando pasas cerca de mí, siento que el mundo se transforma y mi temperatura corporal aumenta, creo que hasta a veces me sonrojo, pero no me hagas caso cuando me tiemblan las manos. Me da rabia el no poder mirarte a los ojos sin que mi voz se escuche temblorosa, quizá tenga demasiadas ganas de compartir conmigo mis días.
Hay momentos que me quedo pensando en tí en silencio, sin que nadie me vea. Sin querer, imagino que estamos lejos, no sé muy bien dónde, sólo me imagino lo feliz que sería sabiendo que estamos juntos. El momento más bonito es cuando tú me besas, hay veces que me meto tan detro de mi propio sueño que se me humedecen los labios y después abro los ojos y me pongo triste. Me pongo triste, porque todo eso que sueño nunca podrá ser posible y porque me gustaría poder confesarte que no hay día, ni minuto que pase y que no quiera decirte que me gustaría que compartieses este sentimiento. Y a veces, cuando estás cerca se me corta la respiración y se me acelera el corazón. Creo que si sigo así, algún día me detectarán problemas cardíacos de tanto quererte y me da miedo. Me da miedo el no saber si te escaparías conmigo, si dejarías todo por estar conmigo y si pasearías conmigo los Domingos de invierno.
Y sobre todo, me da miedo pensar que seguirán pasando las cosas cada día más lentas si tú no estás aquí...
martes, 7 de junio de 2011
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