jueves, 12 de abril de 2012

Me reinvento y sigo convencido.


A veces, en las noches frías me gusta reinventarme. Me gusta jugar a ser tremendamente inmortal y suicidarme por unos instantes. Imagino qué sería de mí si yo no estuviera aquí, si las personas que siempre me quisieron no lo hubieran hecho nunca porque nunca me han conocido, si su vida cambiaría o sería exactamente igual. También, intento recordar esos momentos que me hicieron puramente yo. Los momentos en la calle jugando hasta que mi pecho me pedía un respiro, los errores que he cometido durante mi vida y que ya me he perdonado y sobre todo, el daño que sin querer o queriendo me han hecho para intentar no volver a caer en los mismos errores.
A pesar de todo, de tanta reflexión sólo he llegado a una conclusión: siempre he sido demasiado fiel a mí mismo. Eso, quizás algunas personas lo han interpretado como prepotencia, pero siempre tuve claro que ser aunténticamente fiel a uno mismo es el verdadero secreto del éxito. Al fin y al cabo no importa qué digan de ti, quizás por eso algunas personas cuando me ven me consideran una persona dura, una persona que no se derrumba fácilmente. Realmente, eso es mentira. Mi sensibilidad es proporcional a esa confianza que tengo en mí mismo. Por eso soy tan pasional, por eso quiero con tanta locura a los que de verdad quiero y por ello, cuando me enamoro rompo el mundo si hace falta por estar con esa persona.

Por desgracia, en esta sociedad tan fría dónde la mayoría de la gente de mi edad se limita a vivir sin replantearse lo que de verdad quieren vivir, si esa es la vida que siempre han soñado, me ha costado encajar y en esas noches frías me gusta escaparme, me gusta ir dónde realmente el arte era amor, dónde el amor era arte. Cierro los ojos y me imagino en Montmartre en el siglo XIX asistiendo a bailes en el Moulin de la Galette, emocionándome con las obras de Picasso y riendo junto a Amadeo Modigliani. Me imagino levantándome cada mañana sintiendo que el arte, mi querida danza, sirve para algo más que llenar teatros. Sirve para cambiar el mundo, sirve para que los artistas sean lo que yo concibo como concepto de artista. Una persona enviada al mundo para cambiar mediante su instrumento, mediante su arte, el mundo.
Es difícil vivir en una sociedad en la que crees que naciste equivocado, pero más difícil es intentar vivir de sueños que nunca se harán realidad. Por ello, me he limitado a vivir al público haciendo lo que más me gusta en el mundo, bailar, de una forma que creo que no era la correcta y por ello decidí pararme a respirar y a pensar si era lo que realmente creía en lo que estaba haciendo. Y llegué a la conclusión de que la danza es una parte de mi alma que quiere mostrarse al público, y aunque sea en teatros, lo seguiré haciendo.
Pero siempre me quedará escaparme. Cerrar los ojos e imaginar todo aquel ambiente bohemio, aquel sentimiento de arte como amor.

Y mientras pueda apagar la luz, a oscuras reinventarme y bailar al son de la música en esta pequeña habitación expresando lo que tengo dentro, sin que nadie pueda verme y sin que nadie pueda juzgarme por si estiro un pie o una rodilla. Mientras pueda guardar el móvil en mi cajón, coger papel y un bolígrafo y escribir todo lo que siento al soñar con aquellos años, seguiré siendo exactamente yo y seguiré creyendo en que, algún día, el arte volverá a tener la intención de llegar a los corazones de la gente y no a sus bolsillos en teatros.




1 comentario:

  1. ¡Cuánto sentimiento! Me encanta la entrada, y la adoro porque a veces también tengo la extraña e incómoda sensación de que también estoy en la época equivocada. Entre lo frío y áspero de estos días hay que brillar por la fuerza de nuestro corazón :) (Me encanta cómo escribes)

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¿Te perderías en algún lugar conmigo?

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Pues date prisa en decidirlo o búscame,porque quizá si lo decides demasiado tarde ya estaré tan lejos de aquí que la nostalgia ya estará curtiendo mis heridas...

Amélie

Amélie
Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

"je vais faire l'amour avec toi"...

Más soñadores.