A veces, nos desesperamos. La vida nos pone metas que no nos dejan seguir avanzando en nuestro camino y sentimos la necesidad vital de tirar la toalla. Ese momento, ese punto es el momento dónde más que nunca debemos armarnos de valor, coger las riendas de nuestra vida y creer en nosotros mismos. Confiar en nosotros mismos y coger la seguridad para poder vencer esa meta, para volver a despertarnos un nuevo día y poder seguir luchando por nuestros sueños. Y da igual que no te digan que no puedes hacerlo, que es demasiado difícil o que nunca llegarás a conseguirlo, da igual, porque siempre habrá alguien aunque sea a kilómetros de distancia, que piense en ti y tenga una sonrisa sabiendo que los sueños se están cumpliendo y que la vida es bonita si no nos dejamos vencer.
Y yo, más que nunca, empiezo a recordar por qué hace mucho tiempo decidí estar
encima de un escenario y vuelvo a tener ganas de no parar de luchar ni un
segundo por esos sueños.
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