Hoy despedimos Noviembre. No sé muy bien por qué
siempre tuve un cariño especial a este mes. Quizá sea porque empieza el momento
de empezar de verdad el Otoño, ese Otoño tan propio del Romanticismo y con el
cual tan identificado me sentí siempre. Esas hojas caer, el frío empieza a
calar en los huesos y la gran ciudad se abriga para dar paso a historias.
Sinceramente ha sido un
mes que nunca creí que llegaría a vivir de una forma tan intensa, lo más
importante es que he aprendido lecciones que creo que no voy a olvidar nunca.
He aprendido a descubrir cosas que había olvidado y he cometido errores que no quiero
volver a repetir nunca.
Noviembre, mi Noviembre
dulce, has sido un mes fantástico y espero que
todo siga tan circular y tan bonito. Porque a pesar de todo, hoy te despido con
una sonrisa en la cara y con las mayores ganas de despertar mañana con esta
misma felicidad, disfrutar de un nuevo amanecer y disfrutar de los pocos rayos
del Sol que esta vida me quiere regalar. Aún así, disfruto del frío enredándome en su
pelo, tomando la vida difícil a su lado a pesar de las discusiones e intentando
cada día brindar un poco más.
Gracias Noviembre y
gracias a la vida por regalarme estos sentimientos tan bonitos que ahora mismo me
hacen sonreír y que sólo con recordar hacen que mis mejillas se sonrojen.
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