miércoles, 20 de marzo de 2013

Sin rastro de un nosotros.


Allí, a lo lejos, estás tú. Aquí, cerca, estoy yo. Comienza el final, el final del principio mientras nos miramos de lejos, a escondidas nos vemos llegar mientras nos acercamos sabiendo que en realidad sólo nos estamos alejando. Nos quedamos quietos, en silencio, volvemos a estar juntos y escuchamos esas risas del fondo que destruyen nuestro universo. Sentimos el frío y miramos a otro lado para evitar llorar. Allí estamos, plantados, buscando en nosotros algo que nos haga estar cerca sabiendo que es imposible volver a estar así. Sabiendo que no volverá el calor, que estamos cada vez más fríos, que estamos cada vez más heridos.

Comienzas a hablar de cosas que quizás no tengan sentido mientras me pierdo en la noche intentando encontrar un sentido, mientras intento que sigas siendo mi abrigo y que podamos a volver a ser juntos otra vez, pero me pierdo. Me pierdo en el intento de conocer lo que fuimos, sabiendo que nunca fuimos nada más que cuerpos, sabiendo que nunca fuimos nada más. Y te busco en la noche sabiendo que estás, pero ya no estás junto a mí, que todo ha acabado. Luchamos por disimular esa situación, pero todo va cayendo, todo se va alejando mientras intentamos rescatar las cenizas que quedan de lo que fue, y de lo que ya jamás será.

Y volvemos a caminar cada vez más lejos, cada vez menos nosotros. Pasemos las calles de la ciudad mientras los coches pasan, la música suena y yo siento que es el final, el día de la despedida y el temor. Temor a volver a sentir que ya no estás conmigo, que por fin ha llegado la hora de decirnos adiós, y llegó ese momento. Paramos, nos miramos y sonreímos sabiendo que no debemos llorar, que ha llegado el momento de saber decirnos adiós y que quizás volvamos a vernos. En un descuido, en un beso acaba la historia de lo que pudo ser, mientras las lágrimas se contienen en los ojos y el deseo de no acabar nunca inunda nuestros cuerpos mientras lentamente, con los ojos cerrados, saboreamos ese último beso que nos llevará de nuevo a la soledad.

Quizás seamos aquello utópico que convirtió el frío en calor, la química perfecta que estabilizó el mundo haciendo de él un lugar de paz y color. O quizás simplemente seamos aquello que siempre recordaremos cuando, sin previo aviso, escuchemos aquellos sonidos que un día consiguieron hacernos sonreír. Porque quizás ese momento, ese preciso momento, cuando todo comenzó, o quizás nunca nada comenzó, ya nunca lo sabremos. Nada estaba planeado, nada fue lo mejor que pudimos y nada volverá a ser, aquellos sonidos hoy sólo son recuerdos, recuerdos de alguien que también lo será, recuerdos que aflorarán la mente y que finalmente harán de nosotros una historia que quizás nunca tuvo un principio, pero sí un final.

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Pues date prisa en decidirlo o búscame,porque quizá si lo decides demasiado tarde ya estaré tan lejos de aquí que la nostalgia ya estará curtiendo mis heridas...

Amélie

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Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

"je vais faire l'amour avec toi"...

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