Hoy me apetece quedarme aquí sentado viendo como pasa. Pasa, pero no llega
a encontrar su sitio o quizás no encuentre el sitio que necesito encontrar en
mi vida. Fuera hay luz, quizás el Sol represente a aquellas almas que hoy
recuerdan lo que es la felicidad mientras sus rutinas se convierten en algo
anecdótico que contar. Yo quizás ya nunca pueda volver a sentir eso, quizás
nunca pueda volver a sentir cómo una rutina ayuda a que los sueños y la vida
poco a poco vayan cogiendo sentido y poco a poco vayan ayudándome a ser feliz.
Hoy, he llorado. Bueno, quizás no he llorado ni lo más mínimo que me
apetece llorar sintiendo lo que ahora mismo siento dentro de mí. Dentro de mí
hay un sentimiento que tarde o temprano creo que va a acabar explotando como si
de una bomba atómica se tratase, porque últimamente no encuentro la luz del Sol
por e muy positivo que intente estar, no le encuentro a nada sentido. Pasan los
segundos, los minutos, las horas y finalmente los días hasta el momento de
entrar en la cama para ahogar de nuevo todos esos sueños en una oscuridad que
me aterra sabiendo que mañana tampoco habrá luz,que el Invierno sigue dentro de
mí.
He intentado buscar aquello que he perdido y no encuentro nada, sólo sigo
perdiendo cosas, cosas materiales, sentimentales y finalmente me pierdo a mí
mismo en una espiral que me lleva a la más pura soledad, a querer olvidarme de
la gente y pasar horas escuchando el silencio de una habitación que poco a poco
se hace más grande haciéndome sentir cada vez más pequeño sólo, sólo y perdido.
Quizás realmente esté perdido y nunca encuentre lo que siempre me hizo sonreír,
o quizás es la vida que me espera durante el resto de la misma. Ya tuve que
perderme para encontrarme pero lo logré, y ahora sólo siento que cada vez estoy
más lejos de encontrar ese faro que consiga llevarme al punto dónde todo
empezó, dónde todo empezó cuando acabó. Mañana será otro día, suelen decir. Y
yo sólo puedo decir que por una vez no tengo ganas de un mañana si es como el
hoy y como el ayer. Sólo tengo ganas de estar aquí y abrazar esta fría almohada
mientras las lágrimas deslizan sobre la misma sin que yo lo pueda parar, sin
que algo me diga que habrá esperanza mañana, porque hasta eso he perdido ya, y
creo que ya no me queda nada.
Y no me quedan fuerzas de seguir forzando una sonrisa que se niega a
aparecer. No me quedan fuerzas para seguir luchando en esto de vivir, por mucho
que me pese. Sólo me quedan fuerzas para abandonarme, para seguir llevando una
vida vacía, de besos, lágrimas y sentimientos vacíos dónde el dolor se mezcla
con las ganas de querer abandonar mientras el resto continúa con su vida
dejando la mía atrás mientras me hacen darme cuenta de lo absolutamente y
perdido que estoy, de lo sumamente cansado y agotado que estoy. Porque hoy es
el día dónde no me quedan sueños para soñar esta noche...
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