viernes, 26 de julio de 2013

En el medio del camino.

A veces en la vida vemos caminos que parecen ser los adecuados. Los seguimos, los seguimos creyendo ser conscientes de lo bueno que nos hacen y la alegría que nos da pisarlos. En realidad, hay algo en nuestro cuerpo que nos dice que no es el camino correcto y, aunque tropecemos una y otra vez con las piedras que hay en el camino y no nos guste la temperatura y las condiciones que existen en él, existe algo que nos empuja a seguir caminando sin mirar al exterior, fieles a nosotros mismos seguimos hacia delante sin mirar y sin hacer caso a las indicaciones que nos quieren llevar hacia el buen punto de partida. Pero, de repente y sin avisar, comienza la tormenta.

Comienza esa tormenta que nos hace sentirnos solitarios y fríos, que nos hace perder el control de nuestro cuerpo y nos desorienta sin saber muy bien si deberíamos seguir hacia delante y, entonces, empezamos a preguntar por qué. Por qué cogimos ese camino, por qué a veces nos empeñamos en continuar algo que no tiene un final, sólo un principio y, sobre todo, por qué nos sentimos así, con ese vacío en el pecho y con la necesidad de explotar. La necesidad de gritar a los cuatro vientos lo perdidos que estamos, lo que necesitamos en ese momento una mano ayuda que nos ayude.


No todos nos recuperamos de la misma forma de haber perdido el mapa de nuestro camino. Algunos, necesitan volver al principio para volver a sentir que andan hacia el bien y poder curar sus heridas sus heridas. Otros, en cambio, se arman de valor y dejan atrás esasensación en el pecho que tanto les oprime y esa sensación de desesperación que les acompaña para así poder continuar hacia delante, aceptando su equivocación, hasta encontrar el camino de lo correcto, de lo que no nos lleva hacia el dolor. Pero, ¿quién nos dice que ese camino es el correcto, que no nos hará sufrir? Nadie nos lo dice, nadie nace con un mapa y sólo podemos basarnos de nuestra intuición. Por ese motivo, es necesario tener a alguien, alguna mano en el camino que te sepa guiar y te recoja cuándo necesitas que alguien te cubra del frío y te seque las lágrimas para que puedas volver a empezar o continuar. Y quizás por ello, el verdadero y único camino sea creer en uno mismo, y confiar en los que siempre son capaces hacerte reír hasta llorar y llorar hasta reír.

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Amélie

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Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

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