jueves, 11 de julio de 2013

Tu sombra.

Quizás era la mejor manera de encontrar lo que habíamos perdido. Siempre hay un motivo por el cual este universo nos sitúa de una manera determinada. Quizás allí debía estar yo, en ese momento oscuro dónde la noche me confundió hacia tus labios y tú, sin querer, quisiste confundirte conmigo. Confundimos al mundo, a la realidad e incluso a nosotros mismos. Nos encontramos. Miraste sin que ver y encontraste aquello que querías saber y sentir. Volvimos a ser, nos miramos, nos enredamos tan fuerte que aún recuerdo el sabor de esos labios y la sensación de necesitar un poco más. Llegó aquel Sol, aquel Sol nos destrozó y nos hizo tanto daño que creo que nunca podré volver a mirarlo con buena cara.

¿Quién nos dijo que quedarían los escombros? Que en tan sólo un minuto todo se derrumbaría con un simple avión y unos cuántos kilómetros. Que nada sería lo mismo, nada sería lo mismo si tú no volvías a estar me decía mientras encendía un cigarrillo y miraba desesperado al cielo, en busca de una respuesta que nunca llegó mientras caminaba rumbo hacia ninguna parte. Despacio, casi sin pulso miraba a la gente pasar a mi lado con una sensación de extrema delicadeza y frialdad, no quería entrar en contacto con nadie que no fuera aquel olor que tanto echaba de menos... No sentía, no podía tener una emoción sin que tú no estuvieras aquí. 


Llegué a casa, encendí la luz y me quedé mirando a un punto del techo durante segundos que luego se convirtieron en minutos y finalmente en horas, mientras intentaba encontrar una explicación de por qué había sucedido todo ésto. Quizás no lloraba por ti, lloraba por todas aquellas personas que se sentían como yo en esos momentos, quizás sentía toda la sensibilidad y toda la fragilidad del mundo en mi cuerpo y la única forma de focalizar esa sensación era llorar. Quizás llorar era la única manera de explicar aquello, aquello que nunca tuvo una explicación, nunca conseguí entender por qué tuviste que hacerlo y creo que nunca lo haré. Y, quizás, tan sólo quizás, debería dejar de mirar ese punto en el techo todas las noches porque jamás encontraré una respuesta.

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Pues date prisa en decidirlo o búscame,porque quizá si lo decides demasiado tarde ya estaré tan lejos de aquí que la nostalgia ya estará curtiendo mis heridas...

Amélie

Amélie
Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

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