Quizás era la mejor manera de encontrar lo
que habíamos perdido. Siempre hay un motivo por el cual este universo nos sitúa
de una manera determinada. Quizás allí debía estar yo, en ese momento oscuro
dónde la noche me confundió hacia tus labios y tú, sin querer, quisiste
confundirte conmigo. Confundimos al mundo, a la realidad e incluso a nosotros
mismos. Nos encontramos. Miraste sin que ver y encontraste aquello que querías
saber y sentir. Volvimos a ser, nos miramos, nos enredamos tan fuerte que aún
recuerdo el sabor de esos labios y la sensación de necesitar un poco más. Llegó
aquel Sol, aquel Sol nos destrozó y nos hizo tanto daño que creo que nunca
podré volver a mirarlo con buena cara.
¿Quién nos dijo que quedarían los
escombros? Que en tan sólo un minuto todo se derrumbaría con un simple avión y
unos cuántos kilómetros. Que nada sería lo mismo, nada sería lo mismo si tú no
volvías a estar me decía mientras encendía un cigarrillo y miraba desesperado
al cielo, en busca de una respuesta que nunca llegó mientras caminaba rumbo
hacia ninguna parte. Despacio, casi sin pulso miraba a la gente pasar a mi lado
con una sensación de extrema delicadeza y frialdad, no quería entrar en
contacto con nadie que no fuera aquel olor que tanto echaba de menos... No
sentía, no podía tener una emoción sin que tú no estuvieras aquí.
Llegué a casa, encendí la luz y me quedé
mirando a un punto del techo durante segundos que luego se convirtieron en
minutos y finalmente en horas, mientras intentaba encontrar una explicación de
por qué había sucedido todo ésto. Quizás no lloraba por ti, lloraba por todas
aquellas personas que se sentían como yo en esos momentos, quizás sentía toda
la sensibilidad y toda la fragilidad del mundo en mi cuerpo y la única forma de
focalizar esa sensación era llorar. Quizás llorar era la única manera de
explicar aquello, aquello que nunca tuvo una explicación, nunca conseguí
entender por qué tuviste que hacerlo y creo que nunca lo haré. Y, quizás, tan
sólo quizás, debería dejar de mirar ese punto en el techo todas las noches
porque jamás encontraré una respuesta.
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