No había
duda: aquel era el sitio. Nunca dudamos cuando sentimos que estamos en paz, que
ese sitio es el perfecto y el maravilloso. Aquel sitio donde mirar con nuestros
propios ojos, donde podemos sentir sin que nadie nos quite un segundo de
felicidad, de cariño, de amor. Aquel lugar donde te alejas del resto, donde
llegan las musas. Empiezas a sentir el reloj vibrar tic-tac, tic-tac,
tic-tac... Pasan los segundos, qué bonito segundos observo aquí, en mi rincón.
Este sitio tan perfecto, idílico y maravilloso que me permite contemplar un
mundo propio, un mundo de mí con parte de aquellas cosas que pasan todos los
días sin que yo pueda darme cuenta. La necesidad tal vez, el amor, las ganas de
empezar a coger las riendas de nuevo, de volver a empezar y volver a sentir el
corazón enrojecer. Sin duda ese sea el sitio, sin duda esta sea la sensación...
miércoles, 11 de septiembre de 2013
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Nunca hay suficiente tiempo, nunca es suficiente...
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