lunes, 11 de agosto de 2014

Nunca más seremos dos.

Es difícil sentir el frío cuando todo estaba caliente a nuestro alrededor. Es difícil estar sentado en esa playa, en esa isla desierta de sentimientos mirando como el barco se va alejando poco a poco, sin querer todo se va alejando de nuestra vista, de nuestro y sobre todo, de nuestro corazón. Miramos sin mirar y cuando empezamos a mirar lo que hemos perdido es cuándo realmente nos damos cuenta de lo que hemos perdido; quizás no lo hemos perdido por nuestra culpa, quizás el destino ha decidido que es el momento de que todo acabe para dar paso a una nueva aventura.
Hace años comenzó una aventura entre dos personas que el destino unió, se juraron amistad para siempre y nunca dudaron que esa amistad sería de aquellas que quedan grabadas para el resto de la eternidad en el firmamento, superando cualquier problema, cualquier cambio brusco que el destino pudiese dar. Pero a veces hay cosas más fuertes que el destino, que las personas e incluso que el amor, existen esos agentes nocivos externos que dificultan y dañan los elementos más puros del ser humano, cambiando aquellas promesas que el destino poco a poco fue cumpliendo y separando aquellas islas y dejando aquella amistad como un elemento más que se ha perdido en el paso del tiempo, un viejo libro de hojas dañadas que quedó guardado en alguna caja perdida, en algún lugar sin determinar.

Lo peor de todo es cuando se siente el frío, cuando te das cuenta de que todo cambia, que estuviste equivocado a pesar de todo. Y entonces empiezas a intentar olvidar todos los momentos que has vivido, a querer borrar aquellos besos, aquellas noches de música y sueños, aquellos viajes maravillosos donde el mundo fue testigo de las mayores sonrisas del universo y sobre todo, de aquellos silencios compartidos, donde podías sentir que el universo es perfectamente maravilloso sin decir nada sin tienes con quién compartirlo. Y lo triste es que esos momentos jamás se pueden olvidar, quedan grabados en nuestra mente con tinta imborrable y son aquellos momentos que hacen que el corazón se pare cuando no encontramos a alguien con quién poder sentirlos.

Lo importante, a pesar de todo, es aprender a valorar. Aprender a estar donde tenemos que estar y no esperar más de aquellos que quizás no pueden aportarnos nada más, aprender que quizás nada es para siempre, pero sí es importante aprender a valorar aquellos sentimientos y aprender a ser fuerte, a no dejarse vencer a pesar de que el barco haya marchado. A pesar de que el barco haya zarpado entre nosotros, que ya no vuelvas a cantar conmigo en las noches más locas y a pesar de que nunca vuelvas a soñar conmigo y futuro juntos, quiero decirte que nunca olvidaré todos esos momentos y que, a pesar de todo, Soda Stereo siempre será una de esas canciones que conseguirá hacerme soñar, aunque nunca más lo hagamos juntos.


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Amélie no tenia un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... Hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

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