Te echo de menos. Te echo mucho de menos. Aún no he inventado la manera de curar este sentimiento tan tóxico que me une directamente a ti de una manera casi delirante. He intentando hacer todo tipo de esfuerzos para curarme de ti y cada día pienso que está más cerca el sentimiento de que todo lo bueno, acaba teniendo un final. Las personas nunca queremos los finales, nos da miedo aceptar que algo ya se ha acabado, porque nos desconcierta. Es desconcertante mirar al futuro sin saber si existirán amaneceres tan maravillosos como aquel que sentimos en silencio, mientras la gran ciudad se movía a toda velocidad, disfrutamos de aquel instante de querernos a nosotros sin necesitar nada más.
Tan extraños y a la vez tan conocidos... Aún lo recuerdo como si estuvieses aquí. Aquellas personas perdidas en los mundos de la fantasía dirían que fue una escena de película de amor, cuando en realidad fue el sentimiento más perfecto y profundo que nadie había conseguido hacerme sentir. Esa sensación tan mágica de mirar al mundo con cuatro ojos, porque estás absolutamente fusionado con la otra persona. Mirar a todo el mundo y en cambio, sólo poder observar aquello que nos tiene cogidos de la mano, paseando por ese mundo perdido de palabras y rutinas que hacen que todo empiece a pesar. Me quedé mirándote tantas veces que recuerdo aquellas imágenes profundamente. Esas imágenes que casi a diario pasan por mi cabeza, mientras pienso en qué estarás haciendo; mientras pienso si algún día volveremos a tener aquello que tan mágico nos abrazó.
Y ahora estoy aquí, un año más tarde, pensando en todo aquello que pudimos vivir y no vivimos. Supongo que eso es lo más doloroso, pensar en todos los momentos que me hubiera gustado compartir juntos, sin necesidad de tener mensajes a altas horas de la noche y sin necesidad de buscarte desesperadamente cuando, supongo que por aburrimiento, mandabas un mensaje comenzado por una letra R con el que consigues deshacer mi mundo. Mi mundo es mío, mi mundo es lo único que tengo y es lo único que me hace ser yo. Por eso, voy a empezar a olvidar esos mensajes y a afrontar que nunca rstarás conmigo compartiendo un café en aquellos días insignificantes donde poder ser felices juntos; supongo que tu felicidad está en otra dimensión que jamás seré capaz de comprender.
Mientras tanto y mientras este dolor se pasa, empezaré a intentar descubrir aquello que descubrí contigo... Porque creo que es momento de ser infiel a mí mismo y dejar de creer que algún día tú estarás. Supuse que este día te importaría tan poco como aquellos besos y como este sentimiento de necesitarte casi a diario, porque creo que eres consciente de ello y sin embargo, en vez de arrastrarme una vez más, he preferido escribir este texto para intentar converne de una vez. Para dejar de buscarte en el amanecer, para borrar esas R, para intentar no pensar en esos momentos que nunca llegarán. Pero sobre todo, para comenzar a echarte menos de menos y echarte más de mí.
Fuiste alguien que jamás olvidaré A, gracias por ser uno de los rincones favoritos de esta ciudad. Por haberme enseñado un mundo distinto cuando creía que no habría más amaneceres junto a unas manos que me abrazasen así. Pero sobre todo, te estoy agradecid por haberme demostrado una vez lo importante que es mirar más allá de lo que nosotros mismos pensamos. Lo importante que es parar y volver a empezar, es momento de engañarme a mí mismo. Sí, lo noto, es momento de volver a empezar...
"Esconderlo dentro y llorar después."
lunes, 18 de mayo de 2015
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